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Los negocios ilícitos promueven la violencia selectiva en la zona. La población en general registra un bajo índice delictivo, ni siquiera se dan casos de violencia familiar.
Los hermanos Castedo Aranda en vida (Sergio de con sombrero blanco y Julio al fondo)

Las muertes a bala de cuatro personas la noche del jueves en un cumpleaños en San Matías engrosaron la lista de víctimas de la violencia ejercida por grupos mafiosos que se disputan el poder en los negocios ilícitos en esta parte de la frontera boliviana con Brasil. Esta zona permanece desprotegida desde siempre, como lo reconoce el ministro de Gobierno, Carlos Romero. 


El año pasado, al menos 10 personas fallecieron bajo la metralla y este año van unas seis, contando a los hermanos Julio César y Sergio Eduardo Castedo Aranda; a Julio César Zeballos Poñé y a Luber Velarde Kuhn, asesinados en el cumpleaños de Kenia Amaral Netz. En todos los casos la Policía y el Ministerio Público no han podido esclarecer los motivos de las agresiones, peor aún capturar a los autores intelectuales y materiales. 

Y es que cualquier persona en un vehículo de dos o de cuatro ruedas puede cruzar la frontera en apenas siete minutos. Es lo que la Policía cree que hicieron el sicario y sus cómplices después de convertir la fiesta de cumpleaños de Kenia Amaral en un escenario de terror. 



Una noche de terror 
Esa noche, un desconocido ingresó a la casa de la mujer, donde había reunidas unas 30 personas, observó el panorama y volvió a salir. Los presentes pensaron que se trataba de un curioso. 
Al rato volvió y empezó a disparar a diestra y siniestra. Julio César Castedo, que estaba en la entrada al patio, cayó primero. Luego el pistolero dio de baja a Julio César Zeballos, el encargado de hacer y servir el churrasco; Sergio Eduardo quiso escapar hacia dentro de la casa y el sicario le disparó en las piernas, lo que lo inmovilizó y fue rematado en el piso. 
En la descontrolada balacera también cayó Luber Velarde Kuhn, dueño del conjunto musical que amenizaba la celebración. Kenia en ese momento estaba interpretando una canción y no entendía lo que ocurría hasta que el desconocido le disparó de frente, pero la bala pasó milagrosamente por un lado e hizo añicos el vidrio de la ventana, detrás suyo. 


"Me tendí al suelo y cuando pasó todo, el patio era un charco de sangre. Quedé en estado de shock y me llevaron al hospital, donde recuperé la conciencia. Yo no tengo problemas con nadie, trabajo honestamente con mi ganadería", explicó Kenia Amaral, de 37 años. 



Investigación ‘a ciegas’

Adolfo Cárdenas, comandante de la Policía en San Matías, manifestó que los investigadores de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen recolectaron en el escenario del crimen 25 vainas de proyectiles 9mm y cuatro plomos, lo que da una idea del poder de fuego que tenía el sicario. 

Cárdenas critica a los testigos del hecho, pues a varios se los ha citado a declarar para que hagan una descripción del pistolero y se han negado a colaborar. Tres personas han declarado formalmente, pero dijeron no recordar al sujeto. "Acá funcionó el silencio, estamos a ciegas, no sabemos a quién buscar", manifestó el jefe policial. 
Después de la matanza, se activó un rastrillaje, pero no hubo resultados positivos. Se presume que los autores se pasaron al lado brasileño, pues se comenta que eran de ese país. 

El grupo DACI (Inteligencia Criminal) se trasladó de Santa Cruz de la Sierra a San Matías, a la cabeza del coronel Gonzalo Medina, director de la Felcc. El oficial manifestó que se interrogó a los familiares de las víctimas y todos prefirieron callar. Medina dijo que estos hechos se dan por venganzas entre grupos. 
Agregó que el objetivo era matar a los hermanos Castedo; lo consiguieron, pero además asesinaron a dos personas inocentes. 

Ingresos clandestinos

Cárdenas indicó que en la frontera matieña hay dos puntos oficiales de control por los que entran y salen los ciudadanos de ambos países a sus quehaceres diarios. Empero, afirmó que existen por lo menos 10 ingresos clandestinos a lo largo de más de 300 kilómetros de frontera en la zona, por donde entran los delincuentes, pues el control es nulo. 
La noche del miércoles, por ejemplo, en la localidad de Las Petas, la Policía interceptó dos camiones con placa brasileña, cuyos conductores se dieron a la fuga al percatarse de la presencia policial. Se trataba de dos vehículos de alto tonelaje que horas antes habían sido robados a mano armada en un domicilio de la ciudad brasileña de Cuatro Marcos. Luego de comprobar el derecho de propiedad con la Policía de Brasil, los vehículos fueron devueltos a sus dueños. 
El comandante de la Policía fronteriza manifestó que San Matías es un pueblo tranquilo, excepto por estas ejecuciones selectivas. Explicó que en esta población el índice delictivo es muy bajo. Robos prácticamente no hay; este año, en marzo, solo se registraron dos casos de violación, y la violencia familiar se reduce a dos denuncias por mes, en promedio.// El Deber


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